Sólo el cobarde se enfrenta a quién sabe más débil que él, porque la victoria jamás le ennoblecerá. Y sólo el estúpido lucha por su igual, porque en ese caso tan sólo un golpe de suerte decidirá la batalla. El imohag, el auténtico guerrero de mi raza, debe enfrentarse siempre a quién sabe más poderoso, porque si la victoria le sonríe, su esfuerzo se verá mil veces compensado y podrá seguir su camino orgulloso de sí mismo.
Gacel Sayah
Tuareg
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